La noche cae inhóspita sobre la senda del viejo camino,
el viento ulula cual lamento de niño sin otro día para ver,
los círculos de verdad y vida se han opacado en herrumbe,
yo ciego a la realidad no sé que está por venir y el pasado olvidé.
Esto es un conjunto insalvable de llanto en seco,
son cosas del imaginario que llenan de horror y espanto,
el miedo puro e insondable me conduce a la ceguera,
enmudezco, tirito y embrutezco como presa acorralada.
Queda la espiral de eternidad para vivir en eco,
la muerte aparece tentadora para evitar el sino…
miradas vidriosas y espurias descubren la hoguera
donde habrá de vencer la luz de la recia marejada.