domingo, diciembre 27, 2009

RISK: el juego de la dominación global

Es este el clásico juego de estrategia militar, donde debe usted llevar sus ejércitos por los diferentes continentes lanzando ataques a sus enemigos y fortificando sus posiciones de defensa. Capture los territorios y habrá usted dominado el mundo.

La versión puesta a disposición es la 1.0.9.4 la cual requiere Java version 1.4 o mayor, en caso de necesitar Java, se puede encontrar en http://java.sun.com/

El juego se puede obtener pinchando en http://www.mediafire.com/?unyjndgzocw

Para mayor información visite http://jrisk.sf.net/

lunes, diciembre 21, 2009

Antony & The Johnsons: The Crying Light

Tercer álbum de estudio de Antony and the Johnsons, grupo de Nueva York, liderado por el cantante, pianista y compositor de todas las canciones Antony Hegarty.
Sorprenden con este álbum luego del aclamado “I Am a Bird Now”.

En la carátula aparece una fotografía de Kazuo Ohno, tomada por Naoya Ikegami en 1977.

El álbum tiene 10 pistas, que son:


1. “Her Eyes Are Underneath the Ground” (4:24)
2. “Epilepsy Is Dancing” (2:42)
3. “One Dove” (5:34)
4. “Kiss My Name” (2:48)
5. “The Crying Light” (3:18)
6. “Another World” (4:00)
7. “Daylight and the Sun” (6:21)
8.
“Aeon” (4:35)
9. “Dust and Water” (2:50)
10. “Everglade” (2:58)



Haz click en el siguiente enlace para que disfrutes este trabajo:

http://www.mediafire.com/?mzzdm0mozin

sábado, noviembre 14, 2009

Tormenta

Poco que agregar ante una canción que en cortas palabras expresa de manera tan clara y fácil de entender lo que puede ser el sentimiento de muchos…

Lo que va escrito en letras de color diferente, corresponde a texto de la letra que no se grabó en las canciones de versión de Francisco Canaro ni en la de Jorge Ortiz, entre otros; lo que es una verdadera lástima, pues una letra tan bella no debió dejarse al lado…

En fin, disfruten tan excelso poema.


Tango
1939
Letra y Música: Enrique Santos Discepolo

¡Aullando entre relámpagos,
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo...

Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...
del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?...
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre,
¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte...
Enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte,
¡Dios! Para no odiar:
al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar...
Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor!

A manera de abrebocas, dejo estos dos enlaces:

http://www.mediafire.com/?zzh4ynm2qz1

http://www.mediafire.com/?nnngjydvxkq

domingo, noviembre 08, 2009

Más allá de nuestra mente

Nuestra mente nos engaña constantemente, nos hace creer y sentir que somos pequeños dioses dueños de nuestras miserables vidas… pero los misterios que perduran nos enseñan que pese a nuestra irreflexiva actitud estamos peligrosamente equivocados.

Estamos perdidos y no logramos siquiera imaginar cuan vacías permanecen nuestras almas, danzamos en círculos fatales deslumbrados por las luces rápidas y momentáneas de quienes se extinguen minuto a minuto a nuestro lado, caminamos una y otra vez los mismos gastados caminos creyéndonos conquistadores de nuevos e inexplorados mundos; son nuestros ojos las armas del engaño interior que nos domina.

Quizá estemos negados para ver lo infinito de esos instantes que dejamos pasar en nuestras vidas, será eso lo único que fluye intensamente, en tanto que a nuestro lado fluye el tiempo en torrentes tan abundantes que bien podríamos arriar las velas y navegar en esas aguas de lo perenne. En verdad parece que estamos negados para la eternidad.

No podemos continuar mañana, porque seguramente no estaremos, da lo mismo si seguimos en nuestras inútiles vidas con todos los esfuerzos perdidos, pues el resultado es inevitable: morir habiendo sido completamente ciegos ante los aconteceres de nuestro alrededor. Todo lo reconocemos como oscuridad realmente nos obnubila por la brillantez de la luz.

Sólo nuestras limitaciones nos hacen perder el sentido y caer prisioneros de la gigante ignorancia que tenemos, conducida por nuestra mente; la eternidad no se puede guardar para consumo posterior, ella viene sin fecha de producción y no nos informan su vencimiento, lo cierto es que la gastamos sin darnos cuenta.

Puedo mirar los viejos días y reír, puedo decir que el pasado es tan fútil como el futuro, puedo ver la sombra de mi muerte rondando mis pasos y hostigando mis pensamientos… pero soy incapaz de mirarla a los ojos y escupirla a la cara…

No puedo decir que los días son preciosos y que los tiempos mejoraran, porque a mi alrededor veo tanto mal caminando impune que me da asco.

Traigo en mi mochila un par de canciones que nunca se cantarán, un par de cuentos que nadie ha oído, unos cuantos cuadros que sólo existen en el color de mi mala memoria…

Prefiero seguir indiferente con la mirada perdida andando estas calles vacías hasta hacerme completamente idiota para morir tranquilo.. antes que batallar contra la tiranía relegado a un olvido de los que están a mi alrededor ansiosos de que resulte alguien en quien descargar sus iras cultivadas y florecidas en la desesperanza y la frustración…

martes, noviembre 03, 2009

De las Juntas de Vivienda Comunitaria (JVC)

En este espacio se te invita a dejar tus comentarios, aclaraciones, dudas y opiniones respecto a las JVC.

Seguramente habrá quien logre absolver tus inquietudes, de tal suerte que se construyan conceptos claros y fundamentados.

Si se requieren normas relacionadas con el tema, se cuenta con algunas de ellas en el sitio: http://sites.google.com/site/catedrasjuanmanco/juntas-de-vivienda-comunitaria

Todos los aportes son valiosos y se requieren.

miércoles, octubre 14, 2009

De los blogs, foros y similares de la web

Es pasmosa la cantidad de “flameo” (nombre que le dieron “los que saben de eso” a los mensajes ofensivos, groseros, vergonzosos e insultantes) que abunda en la web. Parece ser que los calificativos que usan los investigadores (sicólogos, psiquiatras, médicos, lingüistas, entre otros), se quedan cortos y las explicaciones ofrecidas más parecen justificaciones para tan bárbaros procederes.

Según los estudiosos hay elementos que estimulan estos asociales comportamientos, permitiendo a estos personajes extenderse y extender tales bajezas, predican:

1) El anonimato: los individuos parten del supuesto de que sus acciones en la red son ajenas a su identidad, de donde su “estilo virtual” puede permitirse libertades que en su persona y en la realidad le son negadas.

2) Asincronismo: la retroalimentación de las comunicaciones en lo virtual muchas veces no se presenta en tiempo real, de donde se carece de percepciones de tiempo, modo y lugar presentes en la vida real.

3) Ausencia o falta de autoridad: no se tienen presentes figuras que representen el orden, que infundan temor a tener comportamientos sancionables; apenas si se cuenta con mecanismos de moderación de comentarios y contenido en los foros, sitios, blogs.

4) Invisibilidad: ante la ausencia de otro ser “real” con el cual interactuar, lo que su vez cercena la posibilidad de apreciar sus emociones y sensibilidades, se da una despreocupación por sus sentimientos y apreciaciones.

En otras palabras, los conocedores nos condenan a permanecer rodeados de cafres y truhanes, que nos irán ahogando con sus chorradas. Ante divulgaciones científicas de este talante, tan sesudas, tan enriquecidas por lo científico e investigativo, queda uno frio, pasmado, expectante, con la indulgencia propia de quien no entiende a qué diantres viene el cuento, con la inocencia a flor de piel que le hace aguardar taciturno el que llegue a sus toscos oídos la ansiada expresión “vea mijo, en otras palabras…”

Porque es que, no hay que reburujar mucho entre anaqueles tan abundantes en sapiencia, sino que, simple y llanamente, sin tanta floritura, sin que medien largas horas de investigaciones complejas y costosas, concluir que la majadería, el anarquismo, la intolerancia, memes, sandez, necedad, grosería, impertinencia, lo soez, chabacano, vil, grosero, insultante, ordinario, bajo, ofensivo, pendenciero… y no sé cuántos otros calificativos sean propios para describir ese cruento e irrefrenable esperpento sean los apropiados.

Así que, aceptemos como de una validez meramente académica esa paliativa explicación que nos ofrecen los científicos, misma que, sin embargo, no es válida por lo indulgente que resulta para los trogloditas, hoscos, insociables e intratables a quienes se refiere, pues los consiente demasiado, los trata casi como a seres para quienes hay que prodigar un trato digno, mismo que ellos no guardan para el resto de sus congéneres usando un lenguaje civilizado, o cuando menos, responsable.

EL DESEO POR LO YA PERDIDO


Bastante rancio e inmanejable se vuelve el deseo de conservar lo que se ha perdido. tal es el caso de lo que despierta ese aire de pequeño y coloquial pueblecito que tuvo Medellín hasta hace no muchos años. Y es que da grima ver como se ha desvanecido la inocencia que rondaba en nuestras calles, como se ha vuelto cosa ajena e impropia esa devoción por la camándula y el apego por las verdades berreadas desde un púlpito, esa veneración por hacer obras de caridad, dar muestras de humildad (así fuera fingida), abnegación y amor cristiano por el prójimo. A cambio hoy tenemos los cementerios a reventar por los cadáveres que diariamente acumulamos en conteo desenfrenado, fruto de la intolerancia y las guerras prestadas, compradas, arrendadas o simplemente buscadas, guerras gracias a las cuales se llenan cada vez más los bolsillos de unos cuantos que sólo se dedican a gozar sus infestos réditos, mientras otras son las madres que lloran los hijos enterrados, otras las esposas que deberán cambiar el calor de un hogar por largas horas de agotadoras jornadas de trabajo para mantener unos hijos que crecerán en la soledad y el abandono para ser mañana quienes nutrirán las tropas de esos ejércitos sin nombre que día a día alimentan y acrecientan la incesante guerra…


De ese Medellín galante y ensoñador con lindas gentes como moradores ya sólo quedan unas pocas fotografías que nos permiten trazar una semblanza complicada de algo que ya ni siquiera vemos posible… dejemos para el registro una de esas fotografías:



Ya de esa tranquilidad pueblerina que se percibe en pleno atrio de la emblemática iglesia de San José poco puede apreciarse hoy parándose a las 12 del día en la conocida esquina de la avenida Oriental con Ayacucho. Ya nada queda de esa bella plaza consumida por las vías vehiculares, ya ni rastro de los arboles que engalanaron la entrada dando sombra a los espectadores desprevenidos de las efemérides acontecidas en la iglesia, hoy ni muestras de esos vecinos rezanderos que seguramente chismorrearon en torno a los novios y sus acompañantes. Hoy nos queda en el olvido aquello que no sabemos perdido, porque ni siquiera conscientes somos de que en algún momento lo tuvimos, pues, para muchos de nosotros esto nunca existió.

martes, septiembre 29, 2009

QUE POCO

Que poco dice la voz que canta sin sentir…

parece extraer de la mar de palabras

frases desautorizadas e indeterminadas,

creo, se extravía al intentar fingir.

OCURRENCIAS

Se me ocurre en este preciso instante creer, si creer en todas y cada una de las cosas que me proponen, aunque sean las más injuriosas falacias, pero creer.

Creer como aquel para quien no queda otra opción, algo así como una forzada conversión. Necesito creer en algo o alguien, no puedo resistir una existencia sin algo o alguien de que asirse.

Esa zedilla ya perdida puede significar muchas más cosas que cualquier otro conjunto de símbolos, basta con creer en ella y revivirla, darle una oportunidad de demostrar cuán importante puede llegar a ser, imprimirle unas características sanatorias para el ilusionado espíritu que se acerque a ella ansioso de un remedio moral o de unas dulces píldoras para el aburrimiento.

Se me ocurre, también, que no debería andar pensando en estas chaladas en momentos en que la carga de la existencia me asfixia con un sinnúmero de situaciones que no logro comprender...

Se me ocurre que la única tarea loable del hombre sobre la tierra es soñar, lo demás son subterfugios, taras y tumbas a las que nos hemos acostumbrado por pérfidas intenciones y al amaño y conveniencia de unos pocos que nos han dicho que no podemos parar de hacer, hacer y hacer...

Se me ocurre que podría pasarla soñando a tu lado, pero la fuerza de la costumbre de hacerlo de otra manera me lo impide...

Se me ocurre que debería odiarme a mi mismo por no tener el coraje y la valentía necesarios para odiar sincera y apasionadamente a todo a mi alrededor....

Se me ocurre que la muerte autoinfligida es la salida más digna – o debería decir menos indigna – a todo eso que llamamos vida...

Se me ocurre que creer en otros sin antes creer en sí mismo es la condena que muchos pagamos...

Se me ocurre que podría continuar listando ocurrencias, pero, sin embargo, de poco servirían, porque no son más que fútiles, pendencieras y malogradas palabras...

LA ESCRITURA COMO SOLAZ

Generalmente asumimos que lo literario es cosa de unos pocos seres que se yerguen incólumes sobre nuestras cabezas como dioses idiomáticos, pero, lo que debemos entender es que esos personajes también sufrieron pasiones y decepciones como uno cualquiera de nosotros, eso, sobre todo eso, debemos tenerlo presente, debería cobrar gran importancia, al momento de acercarnos a una lectura. Y es que la ocasión de disfrute se posibilita inconmensurablemente si nos aferramos a la idea de que a quien escribió lo que leemos le correspondió afrontar sus arcanos sentimientos y sensaciones, y, de alguna manera, lo plasmó en lo que escribió y que en un determinado momento nosotros estamos teniendo la posibilidad de leer. Sobre todo, tengamos presente que no siempre las cosas de las que se ocupa la literatura son aquellas trascendentales, heroicas, grandiosas, monumentales y por el estilo; porque esa idea es bastante difundida, creemos con frecuencia que los seres adoptados por la literatura son personajes míticos, - tanto como cualquiera de los habitantes del Olimpo -, son seres extraídos de un mundo mental irreconocible, seres que no podríamos encontrar nunca en nuestro vecindario, personajes con los que si el destino nos hiciese topar no podríamos ni siquiera balbucear una palabra, lo que los hace nuestros dioses literarios; lo otro es que, generalmente consideramos que las situaciones que viven estos seres en las obras literarias son tan especiales que ninguno de nosotros podría, ni siquiera por azar, verse envuelto en una de ellas.

Pero para aquellos, que pese a todo, nos resistimos a la diáfana idea de que esto es así, existen también literatos que nos muestran situaciones cotidianas, matutinas, vespertinas, tan insólitas como las que ocurren en el día a día a nuestro alrededor. Son esas vivencias del diario y normal discurrir del mundo capturadas por lo literatos, las que pretendo traer a consideración en este corto escrito. Veamos, específicamente quiero comentar en torno a dos tipos de situaciones, que bien han servido a la literatura como fuentes de alimentación de fantásticos pasajes, con los cuales una y otra vez nos solazamos; las primeras en comento, son aquellas relacionados con hechos violentos (lamentablemente tan frecuentes en nuestro medio), descarnados, que pululan en nuestro vivir; las segundas, son situaciones tan descaradamente comunes, cotidianas, simples, que sólo unos pocos, unos atrevidos, se dignan elevar a hechos literarios. Adicionalmente, no sólo comentare sobre estos dos tipos de hechos en general, sino que, con todo lo que ello implica, observaremos como algunos literatos los plasman, los muestran, los develan, los miran, desde una perspectiva macabramente irónica, se los hace un gracejo, nos permiten esbozar una sonrisa, o, incluso, lanzar una pertinaz carcajada.

Es el caso, verbigracia, de Salvador Garmendía, por citar alguno, quien a través de sus relatos y crónicas logra capturar con su pluma esas, por que no, triviales y fútiles vivencias de las gentes sencillas y corrientes, de los guerreros indómitos de nuestras insignificantes e irrelevantes aldeas. Garmendía, pues, comenta en sus crónicas de nuestros congéneres, seres ordinarios tanto como nosotros mismos, personajes que diariamente vemos: zapateros, ladrones, meretrices, curas, muchachos tontos y soñadores, maestros severos y bondadosos; también, puede divertirnos con una amena, casi poética, página donde va a describir, elogiar, observar con la lupa del investigador nato, con el ojo al microscopio del estudioso científico, examinará las implicaciones psicológicas y sociales de algo tan humano y corriente como: un pedo, ¡sí!, ¡un pedo!, acompañémosle en un divertido pasaje:

“Pedus, fue el nombre de una divinidad menor y rochelera, perteneciente a la mitología romana, que ejerció sus poderes principalmente en los salones de banquetes, siendo el protector de aquellos maratones gastronómicos, donde nuestros antepasados latinos se consagraron como verdaderos atletas. Las crónicas de entonces nos relatan cómo, mientras el atracón romano iba cogiendo fuerza, augures especialmente adiestrados en técnicas olfativas y a sonoras, husmeaban muy cerca del culamen de los convidados, a la espera de que alguna señal propicia, delicada o robusta según el caso, les permitiera improvisar algunos pronósticos felices[...]

[...]Déjame contarte, sin peos, lo que me sucedió esta mañana – comienza a cotorrearme un amigo -. Yo, como siempre, me levante a las cinco y media, porque yo no tengo peos para pararme tempranito, sabiendo perfectamente cómo es el peo del tráficos en esta ciudad. Me lavé y me afeité con cuidado, porque mi mujer dice que yo dejo el baño en las mañanas vuelto un peo; y aunque eso no es verdad, yo sé que ella, últimamente, tiene metido el peo de la limpieza y como no hay nada peor para un hombre que un peo de su mujer en la mañana, me salí calladito, recogí el periódicos en la puerta, vi que los candidatos seguían en el mismo peo de toda la vida y por último, agarré mi ascensor, feliz de la vida, sin pensar ni remotamente en el tremendo peo que me estaba esperando en la oficina [...]”[1]

Por otra parte, encontramos, tal como ya lo anunciamos, otros autores que prefieren divertirnos con historias un poco macabras, clásicos del mas refinado humor negro, escalofriantes relatos frente a los cuales en ocasiones no sabemos si reír hasta desternillarnos, o, por el contrario, llorar por la magnitud de la desgracia. Sobre este tópico, quiero permitir que sea el alemán Sven Hassel quien nos ilustre lo referido:

“[...] - ¡Beppo! - grita Luigi a la cocina -. Trae una langosta. ¿Te gusta la salsa fuerte? -pregunta al negro, con taimada sonrisa.

- Podría comer fuego, si quisiera.

- ¡Me gustaría verlo! - grita Hermanito -. Yo vi a una que lo hacía en la Reeperbahn, pero era una zorra.

- ¡Un diablo rojo extra número uno! - ordena Luigi, con un destello expectante en la mirada.

Porta se levanta y va a la cocina a ayudar a Beppo.

- Chile -ordena, vaciando todo un bote en la salsa.

Un par de cucharadas de pimienta de Cayena y un chorro de curry negro. Recuerda a tiempo el pimentón.

- Páprika estar llena de vitamina C - dice Beppo, ofreciéndole un bote grande de este condimento.

- Magnífico ingrediente - ríe Porta, mezclándolo con una buena dosis de ajo en polvo.

Beppo no puede contener la risa y casi deja caer las cinco langostas antes de llegar a la mesa.

- ¡Un servicio muy lento! - grita el negro albano.

- Aquí está la salsa especial - dice Porta -, pero estoy seguro de que será demasiado picante para ti. Sólo los blancos podemos con ella.

- Nada es demasiado fuerte para mí - ladra el negro, jactansioso, y, agarrando una langosta, le extrae la carne, rompe las patas con los dientes y deja caer el contenido en la salsa del Diablo Rojo.

Porta le mira con ojos muy abiertos, como quien observa una tentativa de suicidio.

- Llamamos a los bomberos ¿eh? - pregunta Beppo, mirando fijamente a su victima.

El negro se mete la langosta en la boca y traga. De pronto, su cara se vuelve gris y se pone tieso, abre la boca y hace unas muecas horribles. Por un momento, parece que ya está muerto. Trata de hablar, pero ni una palabra brota de sus labios.

Porta le ofrece amablemente el vino.

El negro agarra la jarra y se traga la mitad de su contenido. Ahora es cuando la salsa empieza realmente a hacer efecto. El hombre salta en el aire como un cohete, jadeando; después, corre, trazando círculos; se mete en la cocina y salta por una ventana abierta. Lanza un aullido agudo y prolongado y se detiene un momento junto a la mesa.

Automáticamente, Porta le ofrece la jarra del vino. El negro se traga el resto, y la salsa arde con mil veces más furia que antes.

- ¡A -s--s-s-s-ah! - vocifera el negro, como un lobo herido en la panza.

Se agarra el estomago con una mano y el cuello con la otra. Rueda sobre la espalda y agita las piernas en el aire. La bota italiana de montaña sale despedida. El hombre arquea el cuerpo y se arrastra por la carretera, sobre la espalda, como una serpiente. Después, se pone en pie y salta dentro del río, donde bebe como si quisiera vaciarlo.

Al poco rato, sale del agua y trepa como una cabra montés por un escarpe casi vertical.

- Es sorprendente lo que pueden hacer esos caníbales cuando les viene en gana - exclama Hermanito.

- ¿Qué diablos pusiste en la salsa diablo? - pregunta Luigi.

- Algunos tranquilizantes que le convertirán en un buen chico - sonríe Porta.

Poco después vuelve el negro. Se diría que acaba de cruzar a pie el desierto de Gobi. Les tiende cortésmente la mano.

- ¿Te marchas ya? - pregunta Porta.

- ¡Me vuelvo a libia!

- ¿Por qué? - pregunta Hermanito.

- ¡La comida de aquí no me conviene! [...]”[2]

Como podemos notar, a través de estas dos cortas muestras –tenga presente ante todo eso, que son sólo muestras -, la literatura nos recrea con agraciados pasajes que pasan desde lo mas trivial y baladí a las descripciones más obscuras y aberrantes.

Ya que, por razones que todos conocemos, lamentablemente en algunos casos, en nuestro medio tenemos ocasión de visualizar, cuando no de vivir, situaciones parecidas a las referidas en los cortos ejemplos, tenemos a nuestro alcance “material” para recrear, organizar y escribir nuestras propias y particulares versiones de este tipo de historias. Todo esto, porque en ocasiones creemos no tener nada que decir al momento de sentarnos ante un papel en blanco con el ánimo de escribir, de tal suerte que, el papel permanece en blanco y nosotros nos convencemos de ser incapaces de escribir, y, dejamos de lado nuestro empeño.

Entonces, para terminar, primero, convenzámonos de que siempre tendremos algo que decir, y, segundo, que lo que vayamos a decir no tiene que ser trascendente o elocuente, sino que debemos ponerle empeño, y, de esta manera, podremos hacer de la escritura una ocasión de solaz.

_________________________

Notas:

[1] GARMENDIA, Salvador. Crónicas sádicas. Ed. Fuentes / pomaire. Caracas, 1.990.

[2] HASSEL, Sven. La ruta sangrienta. Plaza & Janes editores. Barcelona, España. 1.977.

jueves, septiembre 24, 2009

Duras lides para un lego

Cosa complicada el desafiar la tecnología a punta de ganas, definitivamente se llevan todas las de perder.

Tome por caso suscribirse a un “blog” o tener la osadía de conservar uno, se torna asunto complicado concebir algo sostenible, algo que aporte (aunque sea poco) a quien se tome la molestia de leer las chorradas que se le hayan ocurrido a uno.

“Las primeras palabras son las más difíciles”, se dice uno para consolarse, pero luego se da cuenta cuan equivocado está. Las difíciles no son las primeras, las verdaderamente complicadas son todas, entre otras porque hay que hacerse responsable de lo dicho, no se puede andar derramando palabrerías, vapuleando y denigrando cuestiones sin sentido, sólo por el fatídico “hacerse leer”, algo así como por hacer ruido y “llenar el ciberespacio de materia sin valor”. Basta con dar rápidas miradas a la cantidad de barbaridades y desinformación que ya hay en la red, cuesta muchísimo trabajo diferenciar lo real de lo mítico, queda uno asombrado de la abundancia de la basura digital: datos errados, indicaciones imprecisas, intromisión en la vida ajena, desinformación, secretos y confesiones negligentes, atisbos indolentes, propósitos y despropósitos.

Lo anejo y novedoso se entrelazan en lascivas formas, quedando uno deslumbrado por la danza infatigable, pero irremediablemente perdido.

Esa facilidad para dispersar cuanta carajada se nos ocurre terminará por ahogar nuestra intención de sabernos informados, sucumbiremos ante el volumen monumental de datos sin sentido.

Cuanto más me esfuerzo por permanecer al tanto de los avances, más siento que se nos margina y marginamos a los demás, y esa lucha con crecimiento exponencial terminará por destruirnos. Seremos esclavos de lo que pretendemos gobernar, acusábamos falta de información y ahora denunciaremos imposibilidad de discernir por la abundancia de ella.

lunes, agosto 10, 2009

TRISTEZA ETÉREA

Esto es como escuchar una canción lenta, de esas que con su dejo marcan el compás de un ritmo que acongoja, uno de esos toques mágicos que nos ponen en contacto con ese interior prácticamente desconocido. Eso es lo que escucho a mi alrededor, no puedo dejar de asombrarme por lo pronto y lo poco de mi recordación mundana de lo terrenal y biológico, pues a partir de estas notas me siento en cruzando los umbrales de lo cosmológico y espiritual.

Ven conmigo, mi amor, al mar, al mar del amor… son invitaciones tan cálidas y contenedoras de mensajes que no pueden quedar sólo como formas retorcidas en mente de alguien, sino que acompañan a quien osa decir las cosas en ese tono.

Veo que luego de tan gran taco de expresión, finalmente fue poco lo que pude decir, restando por agregar, sólo, que amo sentirme así: en conexión con las más finas fibras que integran mi ser en armonía con el universo, que de esta manera me siento real y libre, no reconozco barreras en mi sentir y decir, dejo salir a borbotones lo poco que creo.

Esta parsimonia del espíritu únicamente se cura con el movimiento y la agitación que el día a día nos roba, definitivamente el ocio es el estado natural del hombre, pues, una vez se lo tiene se reconoce la conexión insoluble que hay con el universo. El transe a que inducen las canciones de Pink Floyd sólo es comparable con una muerte lenta, pero sin miedos ni aprensiones, es un letargo de esos que se disfrutan a plenitud desde la soledad y la inmensidad del ego vapuleado…

jueves, julio 23, 2009

DOCUMENTOS PERDIDOS MEDELLIN

En aras del respeto y de facilitarle la vida a nuestros conciudadanos, si encontramos unos documentos de otra persona o por infortunio perdimos los nuestros, anunciemos en este espacio lo que buscamos o lo que pretendemos devolver.
Para ello indiquemos, cuando menos, los siguientes datos del propietario de los documentos buscados / extraviados:
  • · Nombre del propietario
  • · Número de identificación del propietario
  • · Teléfono fijo
  • · Teléfono celular
  • · Correo electrónico
  • · Observaciones, datos adicionales, señas particulares de lo perdido y demás
Ayudemos a quienes extravien los documentos a recuperarlos, evitándoles costosos y engorrosos trámites, bien sabemos todo el trabajo que significa volver a obtener la cédula de ciudadanía, libreta militar, licencia de conducción, matrícula de vehículo, carnet de identificación de la Universidad o colegio, carnet de identificación del trabajo, tarjeta profesional, certificado del DAS, tarjeta de crédito, tarjeta débito, libreta de teléfonos, etcétera.


miércoles, julio 15, 2009

LOS SECRETOS

Vale la pena detenerse a pensar un poco en los secretos, esos recónditos guardados de iniquidades, pensamientos, amores, actos, vanidades, desventuras o cualquiera otra materia objeto de tan celoso tratamiento. Frente a estos asuntos es casi automático ligar la idea con el confidente, el conocedor por que le confían o quien se enteró por cuestiones circunstanciales; claro está que los secretos con este hito gozan de especial consideración, para lo que recojo a Voltaire en su apreciación: " El que revela el secreto de otros pasa por traidor, el que revela el propio secreto pasa por imbécil"…

Los deseos, bien sea ya satisfechos o en deliquio, cruentos e infames, así como también los pasados de rosa y ensoñación, cuando se tornan tan especiales que avergüenzan al deseoso, pues tornasen excelentes ejemplares de secreto. No faltará el fulano que es incapaz de guardar sus asuntos en ese estado y se hace a múltiples confidentes, bien sabemos por Voltaire que goza del calificativo de imbécil limpiamente ganado, ese personaje más hiciera dedicándose al chismorreo y al despotrique. Total que bajo esta óptica, los secretos mejor no tenerlos para evitar la tentación de revelarlos…

 

martes, julio 14, 2009

DESDE AHORA

En lo adelante me propongo no desperdiciar tiempo dedicado a labores inútiles. Evitaré andar con rodeos, más bien y por el contrario, trataré de decir lo propio en el momento oportuno, sin celeridad, sin prisas, pero sin retrasos. Sabré vivir el tiempo a su paso sin anhelos por lo que vendrá ni nostalgias por lo que se fue. Los fulgores del desvarío que acumulan cuitas indecibles serán piezas del museo en que convertiré mi pasado.

Todos estos deseos –más que propósitos- serán la línea de defensa para cuando decida definitivamente dejar de carecer de plan… para empezar a morir agendado…

 

lunes, julio 13, 2009

DEL MAL Y OTRAS BONDADES

Desde el momento en que decidimos hablar del mal estamos atribuyendo a nuestro ser cierta capacidad de divinidad, cierto parentesco con los dioses, para hacernos lo suficientemente buenos y discernir (¿o decidir?) con propiedad qué y cuáles actos y/o personas son buenos de los que no. Partimos, ya equivocados, de la idea de que el mal brota de los malos y sus males, la gran y ridícula paradoja radica en que el mal, por antonomasia, ha surgido de los más altos y calificados ideales, de allí que las guerras fabricadas para derrocar el mal son las peores; crudos ejemplos tiene la historia, los que no vale la pena traer en recordación, ellos en su conjunto tienen algún abanderado dios comandando los ejércitos: Dios del cielo, dios de la tierra, dios dinero, dios poder, dios grande o pequeño pero al fin y al cabo dios…

Si las cosas fueran así de simples, si efectivamente hubiera lugares donde fétidos y desagradables seres se dedicaran a urdir sórdidos planes, a idear maneras de causar el mayor daño posible, ocupados en perpetrar nuevas y mejoradas iniquidades… pues bastaría con aislarlos del resto de bondadosas personas que habitarían a sus alrededores y con toda sencillez destruirlos. Pero resulta que no existe tal imaginaria línea divisoria de buenos y malos, sino que más bien parece una onda imperceptible que comunica infatigable e imparablemente todos las personas, formando una red (que ya bien la desearía cualquier cibernauta empedernido) en la que participamos todos, de tal suerte que no es factible la idea de tan arbitraria separación.

Viene a la mente la palabra horror para intentar describir las encrucijadas en que se ha metido el hombre en su alocado intento de convencerse y convencer a los demás de que es posible identificar plenamente a los malos… El horror es aquello que falto de humanidad conduce al hombre a hacer daño a otros a fin de “prevenir” el daño de otros seres (los malos) para consigo mismo, cuando estos malos congéneres solo existen porque él mismo los proyecta, los hace con todo aquello detestable que lleva dentro. El horror hace que quienquiera que lo reconoce sienta nauseas profundas por las abundantes y detestables características de quien reconoce como (desde ese momento) su aborrecible enemigo, es decir este bondadoso hombre que ve el mal en otros, se va fabricando paulatinamente sus propios demonios, de tal manera que ya no puede cejar en su empeño de “limpiar” el entorno de tanta maldad, pero a su vez los malos a su alrededor se irán multiplicando de vertiginosa manera.

Estos hombres que tan proféticas labores de identificación de malos realizan, con tanto empeño y dedicación, terminan tendiendo los complicados hilos de las marionetas, mismos que se irán multiplicando a medida que se vuelve más experto en identificación sus aborrecibles enemigos (su propio de reflejo de maldad exaltado y potenciado día tras día).

Este eterno ciclo de profetas y malos en continuo redescubrimiento y cambio (de bando incluso), ha ido alimentando un insaciable apetito caníbal, lo que finalmente trae como resultado inevitable un suicidio lento, un suicidio de la humanidad que se materializa día tras día desde hace milenios.

Digamos que el hombre es el único animal capaz de producir masivamente sus propios enemigos, como una manera de escapar a las maldades de su propio ser. Es el hombre juzgador quien a partir de su “mal yo” reprimido, proyecta inconscientemente ese cúmulo de maldad sobre sus enemigos. ¿Un acierto más en la escala del odio? Es así como logramos que nuestras armas sean defensivas, en tanto que las del enemigo son hostiles, nosotros somos justos y verdaderos (estamos acompañados por nuestro vapuleado dios) ellos (los malos), por el contrario, son mentirosos, crueles, injustos… obviamente, son todo lo malo que identificamos en nosotros mismos.

domingo, julio 12, 2009

La tarea del contador... de cuentos

Las primeras aproximaciones del hombre a una explicación de su entorno se dan a través del cuento en su época de infantes. Ya luego, comprenden que los cuentos no representaban lo que anhelaron, sin embargo, prefieren continuar viviendo los cuentos antes que abrir sus ojos a la realidad.

La fuerza del cuento es inigualable, se constituye en el primer tema serio sujeto a conversación entre los hijos y sus padres (cuando estos últimos guardan la sana costumbre de echar cuentos a sus hijos). Los cuentos del contador, al contrario de los maternos, carecen de la fuerza, el sentido, el peso y la candidez por ser de construcción en un momento tan fugaz (lo del famoso "corte"), por no gozar del privilegio de la creación colectiva, sin la cadencia de la voz tierna y consentida, cuestiones que a la larga condicionan la continuidad, la complejidad y la magia con que se graban en la memoria de nunca perder aquellos entretenedores coloquios maternos desprevenidos.

La gran mayoría de los lectores (porque eso narrado se hace invivible) de los cuentos contables, no tienen manera simple de proveerse una estructura de fantasías y potenciadores de la capacidad de imaginación para gozar de estas sórdidas piezas. Creo que más lograríamos si pudiéramos hablar de gnomos, enanos, gigantes, hadas, micos y patitos con los que explicar de manera práctica y entretenida las fuerzas del mercado, la potencia de los monopolios, la necesidad de los impuestos, el cierre de fábricas, las pérdidas inconmensurables de los organismos del estado, en fin ese amplio abanico de realidades que supuestamente refleja la contabilidad en su esquemático resumen de Activos – Pasivos = Patrimonio…

Uno más, aunque sin camino

Probando estas tendencias de la tecnología y sus aberrados usuarios, se dispone uno un tanto estupefacto en cuanto nota que no se precisa saber gran cosa para estar dando a conocer sus dos o tres ideas (cuándo logra que sus pavadas alcancen este calificativo).

Sin embargo, le queda a uno la preocupación por la cantidad de basura que puede estar generando, inundando este virtual mundo de palabras sin sentido alguno, aborreciendo a aquellos que pese a su incapacidad demostrada para decir algo lo publican sin censura alguna… es decir, son temores que bien fundados o infundados nos amedrantan.

A la izquierda y sin padre

Es el espacio dedicado a la reinvención de la posición al lado del creador.
De nada sirve conservar la esperanza si no se alimenta con lo que se obtiene día a día.
El espacio para lo inmoral y degradante se abre camino a pasos vertiginosos a cada recodo, no por ello se puede desfallecer.
De nuestra pertinaz indiferencia se nutre el dolor y la maldad.