martes, febrero 23, 2010

Siguiendo el silencio

Sigilo en las brumas, el hombre se ufana,

la mente no duerme, la codicia desmadra.

Es toda una vida esperando esperanzas,

haciendo imposibles a cada mañana,

sabiendo que todo se pierde en la nada.

 

Entorna los ojos, levanta los brazos

y sin sentido dirige sus pasos,

andando caminos que son esteparios,

arrastrando sus cuitas, vedando regazos,

fértiles ideas, de amargos encantos.

 

Sigilo en las brumas, el hombre se ufana,

la mente no duerme, la codicia desmadra.

Las maneras serviles de nada han valido,

esclavo de todo reconoce a los viles,

que a diario le explotan secando su vides.

 

Ahora él encara sus crueles verdugos,

endílgales males, poniéndole yugos,

ya revienta cadenas y rompe los nudos,

levanta las mazas y mata los chulos,

revienta las caras y bebe los frutos.

 

Sigilo en las brumas, el hombre se ufana,

la mente no duerme, la codicia desmadra.

Le queda el odio y la sed de venganza,

como sustitutos de la ansiada esperanza.

Sigilo en las brumas… ya nada le espanta.

 

 

lunes, febrero 22, 2010

Miedo en la noche


Poco sé del miedo, pese a que,

en la noche él me acoge y me hace su huésped,

es más, me cubre con sus vestigios sinuosos

dejando sus penumbras en vastos rodeos amargos.



Quizá el miedo a todos nos circunde ondeante

quizá la noche se esfume entre las aguas

y nuestro miedo fluya hilarante de nada en nada

quedando nosotros vacíos en el día serpenteante.



Sólo las largas cruces nocturnas y flameantes

indican la pena en espiral embravecido y delirante

que acallan las palabras indecibles que

dicta la noche a gritos sobre el miedo absurdo.



Sos vos, noche, la innegable, cual absurdo comprendido

quien indica la miseria de la sangre congelada e inerte,

que cubre los mantos elocuentes de renovados gritos

de horror ¡dolor! de saberte perenne, sempiterno terror.



Ven a mí, miedo irrefrenable, para aprenderte y apreciarte,

para sumirte díscolo en la noche de mis afanes y parloteos,

para ayudarte a olvidar tus verdades.



En algún momento, por cortos instantes, volveremos a ser.

Tal vez.

miércoles, febrero 17, 2010

Sin azul

mis manos batían los colores

de la música en tu vientre

 

pero hogaño

luctuoso te busco, piélago y resplandor,

yaciendo en duermevela con tus vacios muertos.

domingo, febrero 14, 2010

Inapetencia

Cuando se llega a estar sumido en la inapetencia, no espanta ni la crueldad del mundo ni la soledad.

De nada sirve tener, es un desperdicio recordar, llorar es anticipar la muerte de a pocos.

Transitar errante por los caminos del desvarío es destino de quien pretende seguir las reglas.

Es probable que él llegue a morir de desencanto, sus preludios son inequívocos, escribe su epitafio paso a paso, su cuerpo anticipa sus lamentos y se dejará lentamente extinguir adormeciéndose hasta el sofoco.

Dañino es creer en ideales, libertad y amor podrían traerse a colación. La libertad es un simple destello de fulgores confusos y delirantes de una fiebre social, es fastidio, es zozobra sin fin; la libertad simplemente otorga títulos de normalidad a cuanto loco anda suelto arrastrando sus tormentas y tormentos mentales, monzones idearios, diríamos. La libertad, sólo una idea que nos venden para que todo pueda continuar fluyendo igual, nos venden una y otra vez lo mismo. Del amor, ah, ¿qué decir?, ya tanto han hablado los filósofos y poetas que redundaríamos, baste decir que es una ingeniosa forma de hacernos nosotros mismos sufrir con la esperanza de alcanzar felicidad, la estupidez en su máxima expresión.

Esas tormentas lejanas de tardes grises dibujan en el interior del inapetente, con trazos burdos y temblorosos de perfumes de lluvia que pululan en el aire con preguntas leves, marcas indelebles que finalmente tatúan en su rostro pensativo los surcos del tiempo.

El pasado se vuelve noción dolorosa para muchos, reconocer que eso ya no importa es difícil. Diría uno que lo verdaderamente indicado es darse cuenta cada día, uno tras otro, quien importa, quién nunca debió importar, quién no deberá importar más, pero, sobre todo, quién siempre deberá importar. En estas condiciones no se requiere preocupación por quienes estuvieron en el pasado, si hoy no siguen al lado, seguramente habrá una razón para que no estén en el futuro.

martes, febrero 02, 2010

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota: Luzbelito

Banda de Rock, oriunda de la Ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
La banda se hizo a una original estética del rock, logró darse a conocer a un amplio público pese a mantenerse por fuera del circuito cultural oficial.
Su obra se caracteriza por letras apoyadas en metáforas, bastante vagas, que se prestan a interpretaciones múltiples.
Luzbelito, es un disco conceptual, el cual a partir de la noción de un supuesto hijo del demonio (Luzbelito), permite construir juegos, críticas y apreciaciones centradas en las ambigüedades y  ambivalencias de las creencias del hombre.
Las canciones incluidas en el trabajo son:

1.Luzbelito y las sirenas (4:06)
2.Cruz Diablo! (4:13)
3.Ella baila con todos (5:00)
4.Fanfarria del cabrío (5:09)
5.Nuotatori professionisti (4:42)
6.Blues de la libertad (5:01)
7.La dicha no es una cosa alegre (5:38)
8.Me matan Limón (3:35)
9.Rock Yugular (7:05)
10.Mariposa Pontiac - rock del país (4:43)
11.Juguetes Perdidos (7:10)

Disfrutenlo:
 http://www.mediafire.com/file/tzzzzn0nznt/8- Luzbelito.rar

La elocuencia de un gran silencio

Nada tan prometedor como los alardes de humanidad que se hallan en un aterrado grito en silencio, un desgarrador grito que se vale de un pequeño guiño, un ensordecedor grito que se nutre del miedo pasmoso que embarga un espíritu que se descubre solo y sin posibilidad de compañía.

Bien puede predicarse por eones el mismo y vacio discurso, sin que se modulen palabras comprensibles, sin que se haga el mínimo movimiento ocular de parpadeo, sin mover los labios, sin respirar profundo para ondear levemente las cuerdas bucales.

Son mis pasos reflejo fiel de los caminos que jamás he seguido.

Son mis convicciones lecciones de vida para aquellos que deambulan ansiosos de encontrar algo en que creer. Son mis creencias reflejo de la ausencia de asuntos fuertes a los que apegarse.  Son los asuntos fuertes tan utópicos, deformados e irreales que tendré que continuar supliéndolos con convicciones.

Soy tu voz dictada en ecos confusos de lo no dicho. Soy todo aquello que nunca pasará a la historia. Soy la simple colección de cuadros borrosos, baladís y carentes de ulterior fin.

Sos vos todo aquello que me es dado anhelar. Sólo anhelo aquello sobre lo que puedo edificar convicciones.

Se dicen tan fútiles palabras como aquellas gastadas de tanto padecer encuentros inmerecidos en la cotidianeidad de los vacios diálogos que suscitamos con pretensiones de eternidad.

Tus manos se ven ya gastadas de tanto intentar asir sueños rotos para repararlos. Tus labios se besan secos por haber obsequiados sus mejores mieles a quien pudo haber recibido con igual aprecio las peores hieles. Tus senos cuelgan gráciles pese a las succiones inútiles en jornadas de singular  concupiscencia, mancillados, cuando debieron ser exclusivamente ofrecidos con cariño a los labios de quien deleite, ternura y respetuoso aprecio por sus nutrientes fluidos ha recibido. Sos vos, en últimas, quien representa lo valioso y trascendental que me he topado.

Por lo ya balbuceado, más todo lo que jamás podre reducir a mundanas palabras, prefiero callar con elocuencia y esperar que los implacables segundos reflejen a su propio e irrefrenable ritmo lo que instante a instante tendré para afirmar.