Cuando se acaban las palabras tiernas,
dejando solo ilusiones en girones,
regando sueños hechos añicos,
se obtiene la hiel de lo no logrado.
Son tus recuerdos cual espejos
donde me veo día a día en soledad,
no te esfumas con la obscuridad,
a cada penumbra te acaricio.
Cada paso afanado me confirma
cuan perdido estoy sin ti…
y corro desaforado tratando encontrar
evidencia de que aún estoy vivo…
Sentir que ya no te siento,
saber que ya por mí no sientes,
no sé que es peor condena,
preferiría ya no ser más…
La rebeldía y la negación me obligan
a permanecer con vida, ansiando,
deseando, aguardando con porfía,
que decidas seguir mía, para ser.
Brutal condena hemos labrado:
sabernos libres de palabra, deseo y acción,
amantes apasionados, clamando libertad,
confirmando que seguiremos atados…
Son tus días cual mis noches,
son tus risas burlas febriles,
tus juicios escarnio dejan,
tus caricias marcan fuego sin llama.
¿Qué nos queda?
Poco, casi nada, tienta decir.
Nos queda la satisfacción de lo vivido,
Por demás, el resto es dolor…
