Las tribulaciones del hombre rebasan la cordura y el entendimiento de quienes a su lado le ven sufrir y desgarrar su ser con el dolor...
domingo, febrero 20, 2011
EL SOL FALLECE
miércoles, febrero 16, 2011
OTRO MÁS
Abandonado en un rincón se encuentra él, ya a nadie le preocupa. El qué le pase a nadie le importa, el mensaje ya no fluye. Con la cabeza clavada sobre su pecho se muere poco a poco, muere de abandono, muere de desprecio, muere de silencio; vive de soledad. La soledad le roza a cada instante, le transforma hasta aislarlo, le muta constantemente: ya es hombre, ya objeto, ya cosa, ya nada…
El silencio, por callar, le ha cortado la facultad de habla, ya no sabe pronunciar palabras, no las necesita; pero ha aprendido a escuchar el silencio con sus constantes decires, con sus mensajillos camuflados que sólo capta y comprende quien ha vivido en silencio absoluto (quien ha callado sus pensamientos, sus sentimientos, su corazón, sus ojos, su boca, su respiración: quien ha mutado por hombre-objeto-cosa, quien ha muerto para renacer supra consciente, quien vive totalmente muerto).
Cosas se viven, cosas se sienten; pocas entendemos, de pocas aprendemos. Hombre-objeto-cosa son uno, indivisible, incomprensible, inmaterial. La mirada perdida a algún sitio se dirige. La palabra mal dicha también se escucha. Al andar en círculos también se desplaza. Al pensar acertadamente también se yerra. Al pensar equívocamente también se razona. Al vivir plenamente también se muere…
La historia es una, solo cambia el narrador. Raudo el tiempo transcurre y, desde el rincón de su vida parcelaria, él observa los agravios, su pensamiento volátil a nada le conduce, y el tiempo transcurre al parecer cada instante más rápido, y él suspenso en el rincón, ya de pie, ya de rodillas, ya sentado, ya tendido, ya soñando, ya inerte, ya niño, ya joven, ya adulto, ya… ya; y todo eso es a la vez, no hay sucesión ni orden, es como la cachetada: al momento.
Y el ojo ve la rosa que crece, esplendorosa, fértil, vigorosa, sobre el abdomen putrefacto de aquel hombre-objeto-cosa, todos le rodean y le contemplan con ansias: ¡Que hermoso espectáculo! ¡Es tan bella la rosa!; otros no saben de bellezas, pero igual se sienten aliviados, encuentran allí, en el apestoso cadáver, en la carroña, el alimento, la opción de vida, la satisfacción de la necesidad latente; otros ni lo uno ni lo otro, solo disfrutan con mórbido deleite el dolor, la angustia y la muerte ajena, como compensación a sus frustraciones o como medio para sentirse superiores. Y he allí, en aquel puto rincón, otro más.
(Septiembre/11/1995)
VOS
(A:M)
Verdad incontenible,
vivacidad primaria
naturaleza impredecible,
belleza legendaria.
Pupila descarnada,
palabras laboriosas,
escucha alentada,
¡cambias tantas cosas!
Me niego a continuar,
se menguan mis palabras,
no puedo ya expresar,
¡que cosas tan extrañas!
(Septiembre/06/1995)
CÓMO NACIÓ EL SOL
Su figura para formarse deformó
la articulada y estética figura de
quien la pariría.
A medida que se desarrollaba
hinchaba como globo el vientre que la albergaba
su sonrisa crecía, al ritmo de las lágrimas.
A ratos parecía querer salir a ver
quién y por qué lloraba, lloraba su nacer.
Recorrió en ese vientre los estados del amor,
sintió el calor del abrazo,
la calma del susurro,
la tranquilidad del cariño,
lo abrasador de la pasión,
la acidez del dolor,
lo mortal de la incomprensión;
pero principalmente, descubrió,
descubrió su misión:
ser referencia y orientación de actos y sentimientos,
de instintos y ensoñaciones,
de pragmatismos y utopías,
de realizaciones y frustraciones,
de angustias y sosiegos,
es decir, de vida y muerte
de quienes le engendraron.
Y llegó el día en que su mundo se abrió
más allá de la calidez en que empezó su existir,
hubo de sentir el vacío de alguien a su lado,
hubo de tiritar a pesar del fuego
hubo de llorar para otros poder reír
hubo de pensar cuando ya existía
hubo de mirar para poder ver
hubo de oír para poder escuchar
hubo de palpar para poder tocar
hubo de lamer para poder gustar
hubo de respirar para poder oler
hubo de… también para poder… además.
Ahora es aquello para lo que fue destinada:
pensamiento vivo aspiración mutada,
cambio repentino sueño derrotado,
punto en el espacio referencia universal,
espíritu vagabundo cuerpo material,
verdad insondable experiencia muerta,
simplemente vida excepcional estrella.
Todo se sabe, nada ha dicho,
ignorancia docta, sapiencia malograda,
sólo llora y le entienden.
¿Acaso será el llanto el lenguaje universal?:
Todas las madres lo entienden,
a todos los padres les espanta,
todo conquistador le ignora,
todo decadente le ensalza,
todos le viven,
todos le sienten,
todos le corrompen…
Su gracia es corta,
desarmónica y arrítmica.
Por sol se le conoce,
Estrella o Astro le llaman,
pero ellos, los sacrílegos,
decidieron renombrarle
y GHEIRA le han llamado.
(Junio/16/1995)