¿Qué decir cuando ya las palabras he acabado?
¿Qué sentido tiene decir hasta desfallecer?
Y… Después de tantas palabras dichas no he logrado hablarte…
Mis palabras no alcanzan para tocarte,
en el silencio de mis noches tu compañía
sigue estando ausente, sólo resta el éxtasis mudo
de una cruel esperanza y en este candoroso
espacio resuena el eco de tus pocas palabras,
justo cuando prometen cielos resplandecientes
y amaneceres plácidos, se ciernen sobre mi
sombras inquietantes y fétidos lugares…
Estoy apenas vivo,
podría gritar hasta romper tus oídos y seguirías sin escucharme,
podría llorar hasta inundar un desierto y seguirías distante,
estoy amando…
La locura de esta ciega obsesión me consume,
los rincones de mi mente se hacen tibios para
albergar mis demenciales pensamientos,
deambulo y me acurruco en los espacios vacios,
en los recovecos, y, permanezco desvalido, quieto.
Estoy vivo y amo,
sueño con tu cercanía, sueño con poder hablar,
aunque ya todo he dicho.
No puedo seguir por este camino,
ya no puedo estar conmigo.
Hoy cierro mis ojos y me abandono, y,
hablo conmigo mismo de vos y tus sueños.
Entre tanto sigo prisionero de la
mediocridad en mi irreal mundo.
¿Qué queda ya para decirte?: ¿Cielo?
No queda nada para contarte, lo he dicho todo.
Sólo en mi demente soledad te conservo tal como te quiero,
en la perdición de este tonto sueño
esta la tumba que para vos tengo:
insana cercanía de un frio cuerpo.