martes, mayo 22, 2012

Educación y Globalización

El giro de las preocupaciones tanto de los estados como de los particulares a cuidar de especial manera sus intereses en los comportamiento y tendencias económicas globales en estos últimos años, se ha hecho mucho más marcado, tanto así que en la actualidad es difícil comprender y organizar las actividades de una entidad sin tener presentes estos alborozos.

La educación no ha sido ajena a estos comportamientos, tanto así, que ha logrado impulsar procesos que plasman estas tendencias, no sólo en su concepción de impacto social, sino desde lo administrativo, cultural, ético y de responsabilidades.

Los docentes cada vez se hacen más impersonales, cada vez son menos persona, día a día se hacen paupérrimos en sus apreciaciones de quien ocupaba un lugar y espacio real frente a sí para hacerse partícipe en ese proceso de enseñanza/aprendizaje.

Las pretensiones de globalidad y de ausencia de fronteras que traen consigo ciertas y futuristas visiones de igualdad y acceso, también acarrean serias dificultades de pérdida de cultura y abandono de los rasgos propios, de la idiosincrasia; esa sensación de ubicuidad genera peligrosos desarraigos y carencia de sentido de pertenencia.  Innegable es que cuando los pueblos pierden la identidad local (con un terruño, personas, costumbres, valores), se pierde la esencia misma de construcción de estado, la conciencia nacional es reemplazada por el oportunismo, el sensor de respeto por el bien común se convierte en las ansias desmedidas del feudo personal.

Las personas solitarias y aisladas en la “aldea global”, llegarán a despersonalizarse a tal punto que no reconocerán en los otros más que un nombre de usuario y una ubicación IP o un identificador mac; se habrá perdido la noción de prójimo hasta deslegitimar la esencia misma del ser humano.

Si las cosas siguen por el sendero del transnacionalismo, la universalización, la virtualización, la formación en asuntos meramente técnicos, las tecnologías en su uso intenso, estaremos condenando la humanidad a perder aquello que le ha caracterizado: el reconocer en los seres humanos, quienes están al lado de cada uno de nosotros, la alternativa válida, el motor y finalidad primera y última de los actos y empresas.

La globalización de la forma que se está presentando seguramente traerá consigo la abolición pueblos enteros, no ya por la vía de la extinción por muerte como se presentó en momentos anteriores, sino que lo hará a través de la supresión de la idiosincrasia, la abolición de las nociones de estado como generador de seguridades y garantías (haciéndolos meros proveedores de servicios), la familia perderá el papel de fundamentar la sociedad, y, bajo estas circunstancias sólo importará el individuo en cuanto conserve la calidad de cliente/consumidor.

Las desmedidas ansias de tener desde ya prometen desmoronar cualquiera intento de lograr la convivencia pacífica, ese mercado global sólo ha servido para mostrarnos en toda su amplitud la desventajosa posición económica que tenemos, a tal punto que es frecuente reconocerse en situación de pobreza y esclavitud sin cadenas.

Los que lograron acumular a lo largo de varias generaciones y hoy cuentan con una posición estratégica ya consolidada están maximizando como nunca sus ya privilegiadas posiciones económicas, su área de influencia se ha multiplicado, sus expectativas de crecimiento se han vuelto exponenciales, en fin, los que poco o nada tienen se verán con menos y aquellos que ya tienen acumularán más.

El mercado y la economía globalizada extrema las posiciones, los parias serán cada vez más invisibles, los privilegiados y acomodados ganarán preponderancia.

La educación superior es parte del sistema económico global y globalizante, se hace partícipe de ese circo, de ese espectáculo para la diversión de pocos y la opresión de muchos.  Los docentes somos un eslabón más en esa oprobiosa cadena.

Mientras nos reconozcamos como simples mercaderes del conocimiento puesto a disposición del mejor postor, tristemente deberemos reconocer que estaremos siendo unos esclavistas modernos, ya no amarrando personas a un cepo, sino llenándolos de conocimiento técnico y con uso intensivo de tecnologías desconociendo la calidad de la persona y el fin ulterior que le asiste. Una educación sin valores, carente de propósito social, deshumanizada, sin visión carismática y fundamentada en valores, esa será la educación de que participaremos de continuar por la vía que se ha propuesto por esta mal llamada postmodernidad.

La era 3.0 (4.0 o que astronómico número idearán), traerá consigo personas autómatas al servicio de las máquinas y con el único propósito de buscar la felicidad en el tener sin importar a quien deban aplastar para obtenerlo. No habrá identidad, no se precisarán raíces (ni culturales, ni familiares), es la productividad como vía para elevar la capacidad de compra, es la innovación como alternativa para mantener cautivos a los consumidores, es la frustración recurrente e infernal generada por el eterno comprar para reconocer que ya hay algo nuevo para adquirir.

Educación idiotizante y esclavista, eso será lo que daremos si se continúa viendo el formar como un mero negocio.

 

jueves, mayo 10, 2012

Elixir

Amor y juventud elixir de la mentira,
fantasmas de la ilusión perdida,
poetas de verdades a medias,
unidos por la desgracia de la vida...

Este anochecer a la eternidad,
cubierto de lágrimas sin pena,
hipocresía suprema a la esperanza vana,
poemas de la vida en paso a la muerte.

Dormido bajo el mármol esta el sepulcro,
tan solo una flor en medio de la desolación,
los ojos inermes de las estatuas dominan el lugar,
yacen muertos luego de vivir con miedo.

En este anochecer nada importa ya,
¡No más lágrimas! ¡No más dolor!.
Una y otra vez sucede, ¡ah maldito!,
ver tantas cosas y nada comprender.

Ni poder, ni cambio, ya no hay opción, 
¿Qué dejas por hacer mañana?: ¿soñar?.
Una voz en el silencio nadie escucha,
una y otra vez, nada lograrás entender...