domingo, noviembre 08, 2009

Más allá de nuestra mente

Nuestra mente nos engaña constantemente, nos hace creer y sentir que somos pequeños dioses dueños de nuestras miserables vidas… pero los misterios que perduran nos enseñan que pese a nuestra irreflexiva actitud estamos peligrosamente equivocados.

Estamos perdidos y no logramos siquiera imaginar cuan vacías permanecen nuestras almas, danzamos en círculos fatales deslumbrados por las luces rápidas y momentáneas de quienes se extinguen minuto a minuto a nuestro lado, caminamos una y otra vez los mismos gastados caminos creyéndonos conquistadores de nuevos e inexplorados mundos; son nuestros ojos las armas del engaño interior que nos domina.

Quizá estemos negados para ver lo infinito de esos instantes que dejamos pasar en nuestras vidas, será eso lo único que fluye intensamente, en tanto que a nuestro lado fluye el tiempo en torrentes tan abundantes que bien podríamos arriar las velas y navegar en esas aguas de lo perenne. En verdad parece que estamos negados para la eternidad.

No podemos continuar mañana, porque seguramente no estaremos, da lo mismo si seguimos en nuestras inútiles vidas con todos los esfuerzos perdidos, pues el resultado es inevitable: morir habiendo sido completamente ciegos ante los aconteceres de nuestro alrededor. Todo lo reconocemos como oscuridad realmente nos obnubila por la brillantez de la luz.

Sólo nuestras limitaciones nos hacen perder el sentido y caer prisioneros de la gigante ignorancia que tenemos, conducida por nuestra mente; la eternidad no se puede guardar para consumo posterior, ella viene sin fecha de producción y no nos informan su vencimiento, lo cierto es que la gastamos sin darnos cuenta.

Puedo mirar los viejos días y reír, puedo decir que el pasado es tan fútil como el futuro, puedo ver la sombra de mi muerte rondando mis pasos y hostigando mis pensamientos… pero soy incapaz de mirarla a los ojos y escupirla a la cara…

No puedo decir que los días son preciosos y que los tiempos mejoraran, porque a mi alrededor veo tanto mal caminando impune que me da asco.

Traigo en mi mochila un par de canciones que nunca se cantarán, un par de cuentos que nadie ha oído, unos cuantos cuadros que sólo existen en el color de mi mala memoria…

Prefiero seguir indiferente con la mirada perdida andando estas calles vacías hasta hacerme completamente idiota para morir tranquilo.. antes que batallar contra la tiranía relegado a un olvido de los que están a mi alrededor ansiosos de que resulte alguien en quien descargar sus iras cultivadas y florecidas en la desesperanza y la frustración…

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