Contemplando las brumosas luces que a lo lejos
pueden verse, las distorsionadas imágenes proyectadas
a través de los miles de gotas de agua que se precipitan,
reconozco lo caótico de mis febriles pensamientos.
Ven a mí escuerzo maldito y vapuleado,
déjame arrebato el último hálito que te insufla,
muere acompasado con el ritmo del alba,
se esfuma contigo la vergüenza de haber soñado...
Sigue lo fugaz de la eternidad rompiendo en miles gotas,
cual agua sobre el cristal, lo perenne de aquellos sueños
del pequeño idiota que se empeña en fabricarlos por el
simple placer de hacerse dios y luego, simplemente,
... verles morir... de hastío y agrio
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