Hoy vuelvo a levantar mi pluma para gritar,
cuánto dolor represento con la vida como altar,
sueños sacrificados en tantos vanos intentos,
sangre salpicada nubla la visión y el tiempo.
Este verso hoy toma sabor a tango, perdido,
en sufrimiento claro de cara al viento.
Saluda, oh bandoneón, este grito lento,
dale vos guitarra un canto al sufrimiento.
Yo soy tango de marcado compás,
que he venido a saludar con mi acento,
he decidido que esta noche florida,
sirve, también, para despedir al muerto...