jueves, diciembre 16, 2010

Despertar de un final

Cuando la muerte acecha,
con su pasitrote acelerado,
cubriendo tus pasos con su halo
frio y su afán de no correr.

Ese reflejo de vacuidad e inmensidad
terrible que cubre tu alrededor,
adormecida ella por el sopor de lo inútil,
sus cuencas escudriñan los rencores…

Horizontes deslucidos emergen
pletóricos de desengaños,
arruman sueños destrozados al
pié del arco iris mate y decolorado.

Las huellas se han marcado sobre fango
apestoso y maloliente, quienes pretenden
seguirlas solamente descubren las charcas
que las han borrado, caminos ignotos.

Pasiones igneas que te acompañaron,
dejan pavesas sobre los grabados a fuego
en tu piel, en tus carnes, en tu espíritu.
Ni los monzones apagarán estas cenizas.

Es, entonces, en estos momentos finales,
cuando las sombras son tu lumbre,
cuando tus pasos ya cansados se detienen,
que descubres cuan inmensa es tu soledad…

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