Probando estas tendencias de la tecnología y sus aberrados usuarios, se dispone uno un tanto estupefacto en cuanto nota que no se precisa saber gran cosa para estar dando a conocer sus dos o tres ideas (cuándo logra que sus pavadas alcancen este calificativo).
Sin embargo, le queda a uno la preocupación por la cantidad de basura que puede estar generando, inundando este virtual mundo de palabras sin sentido alguno, aborreciendo a aquellos que pese a su incapacidad demostrada para decir algo lo publican sin censura alguna… es decir, son temores que bien fundados o infundados nos amedrantan.
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