sábado, diciembre 31, 2011

Lecciones prestadas

La llamada felicidad es ajena en el mundo, a lo sumo creerás
encontrarla en lo que das, no en lo que él te ofrece.
Torpe intención hallarla en cosas vanas y externas,
pues al igual que quien nace y crece, también fenece.




El camino más largo es el que se hace tomando atajos.
¿Para que correr y apabullar a otros al caminar?
Preferible dedicar esfuerzo a hacer bien los trabajos,
antes que obligarse a desandar, repetir y rectificar.


La importancia es cuestión de mera apreciación,
y, al igual que el poder, circunstancial.
Deja las vanaglorias a quien persigue aceptación,
sigue tus razones y busca lo trascendental.


Hay más mérito en hacerse útil que en ser reconocido
importante. Trabaja con gusto y se constante,
preferible maná en campo mustio y fragante,
antes que mala yerba en campo reverdecido.


Quien no acepta a los demás con los defectos que les son propios,
deberá afrontar la vida en soledad, pues jamás encontrará seres perfectos.
Deja esa infame pretensión y no exijas como poseído por el opio,
obséquiate generoso, pide cauto y justo, sin ser abyecto.


La riqueza es externa y ajena, enceguece, embrutece
y cambia de manos con prontitud, eclipsa el valor de los seres.
¿Acaso crees que: Cuánto tienes, cuánto eres?
Lo que son las personas, es lo que les da valor, las enaltece.


Es preferible esforzarse más que excusarse mucho.
Quien destina sus esfuerzos a elucubrar razones para
no hacer o haber hecho lo que no es, desperdicia el rancho,
tira, afloja, dice, llora, más no de frustrar escapará.


La belleza es efímera, quien fundamenta sus aprecios en ella,
deberá vivir a prisa y no será apreciado en lo que es y vale.
Tanto como los humanos cambian los criterios de querella,
se justifican y desaparecen los motivos que lo hermoso hacen.


No recibas a nadie, a menos que estés en disposición
de ayudarle a irse siendo mejor y más feliz.
Deja el azoro y simplemente causa sensación,
en estas lides, si no eres experto, hazte aprendiz.


Quien valora el amor que recibe, está en posibilidad de prodigar, a su vez, amor a los suyos.
No se olvide, lastimosamente no todos están en capacidad de amar, sentir y dar;
dichoso quien pueda hacerlo y haga felices a quienes quiere.
De la cosecha separa, guarda y cuida el mejor capullo,
que conserve su aroma y lozanía para que al entregar,
exprese todo el cariño fiel y sano que sin decirlo, no se infiere.


De los actos y pensamientos aguarda las consecuencias,
inútil es esperar premios o castigos.
Vano será alegar grave dolor, insana ira o demencia;
en justicia, si a la humana escapas, en la divina resulta.


La vida es tan corta, que no vale la pena esforzarse en tomar distancias;
esfuerzo vano, pues el orden natural lo hará:
bien sea por las circunstancias
de la vida o por la muerte misma, llegará.

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