miércoles, octubre 16, 2013

Medellín

Los pícaros de todos los siglos, oh inmadura,

vagan por tus calles, solos, creídos, sin protesta.

Callejas y recovecos llenos de sangre prematura,

sopor intenso de ensoñados besos fingidos, infesta.

 

Pueblo pretensioso y anodino, enfermizo,

permite vagar cual Fausto en laberinto,

a aquellos que muertos van bajo el cobertizo,

déjales seguir sus pasos torpes al final recinto.

 

Tierra bella, no puedo decir que te he querido,

rudamente al espolio guardas pronta en tu nido,

parroquia a medio acabar sin dios en el altar,

 

viven mansos los espurios y maltratados,

así y con todo, se sienten bien amados,

entre montañas verdes, ciudad primaveral.

 

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