martes, febrero 23, 2010

Siguiendo el silencio

Sigilo en las brumas, el hombre se ufana,

la mente no duerme, la codicia desmadra.

Es toda una vida esperando esperanzas,

haciendo imposibles a cada mañana,

sabiendo que todo se pierde en la nada.

 

Entorna los ojos, levanta los brazos

y sin sentido dirige sus pasos,

andando caminos que son esteparios,

arrastrando sus cuitas, vedando regazos,

fértiles ideas, de amargos encantos.

 

Sigilo en las brumas, el hombre se ufana,

la mente no duerme, la codicia desmadra.

Las maneras serviles de nada han valido,

esclavo de todo reconoce a los viles,

que a diario le explotan secando su vides.

 

Ahora él encara sus crueles verdugos,

endílgales males, poniéndole yugos,

ya revienta cadenas y rompe los nudos,

levanta las mazas y mata los chulos,

revienta las caras y bebe los frutos.

 

Sigilo en las brumas, el hombre se ufana,

la mente no duerme, la codicia desmadra.

Le queda el odio y la sed de venganza,

como sustitutos de la ansiada esperanza.

Sigilo en las brumas… ya nada le espanta.

 

 

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