El cavilar se hacía una pose taciturna y natural,
tomando bocanadas de aire intentando respirar,
lanzando manotazos pretendiendo abrazar,
pupilas dilatadas en oscuridades de odio.
Miedos fatuos nos hacen pretender,
el pasado con su calma nos hace desconfiar;
vientos frescos crecen en espiral
tornando en tormenta la ansiada libertad.
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