Manos tapan los ojos ansiosas de misterio,
quieren pintar realidades con sus torpes dedos;
miradas que fingen indiferencia por criterio,
violencia pura para alejar miradas de alelos.
Vida e incluso eternidad sin sueños,
condena tormentosa para el ser;
vencedor o vencido indescifrable es,
ideales ya marchitos piden tu muerte.
Maldito quien maldice condenando al liberto,
soledad y decadencia prueban hoy vigencia;
la renunciada mortalidad inmerecida es hoy tu huerto,
odios florecientes y desamores frescos tu cosecha.
Alas inmundas se agitan desesperadas esparciendo hedores,
pretenden infestos vuelos en nostalgias de otros tiempos;
pies sangrantes de pasos torpes por perdidos suelos,
ya no hay huellas ni caminos: sólo cementerios…
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